The Sisters of Mercy, Guadalajara los esperó décadas
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En el transcurso de más de tres décadas, la legendaria banda británica de Leeds, The Sisters of Mercy, ha dejado una huella imborrable en la escena musical. Su álbum debut, ‘First and Last and Always’, lanzado en 1985, marcó el comienzo de una carrera brillante y duradera. A pesar de que solo lanzaron dos álbumes de estudio más, ‘Floodland’ en 1987 y ‘Vision Thing’ en 1990, su influencia perdura hasta el día de hoy.
El 11 de junio, como antesala al esperado festival Hell and Heaven que se celebrará en noviembre en el Foro Pegaso de Toluca, Estado de México, The Sisters of Mercy se presentaron por primera vez en Guadalajara, específicamente en el C3 Stage, donde la capacidad del lugar fue superada con creces. Tras el cese de la música de la banda invitada, Godless Procession, los preparativos para el concierto principal se hicieron evidentes, y los fanáticos ansiosos llenaron el recinto, emocionados por presenciar a su banda favorita y pasar una noche inolvidable. El espectáculo comenzó alrededor de las 8 p.m., envolviendo el ambiente en una atmósfera de anticipación.
Con el tema «Don’t Drive On Ice», se dio inicio al espectáculo, y el público estalló en vítores y aplausos para recibir la tan esperada actuación de The Sisters of Mercy en la Perla Tapatía. Desde el primer acorde, quedó claro que la banda se encontraba en un estado de ánimo excepcional, dispuesta a brindar una experiencia memorable. La interpretación del clásico «Ribbons» marcó el inicio de una verdadera fiesta musical, mientras que «Dr. Jeep – Detonation» logró elevar aún más la energía de la multitud. Las canciones «There’s a Door» e «I Will Call You» brindaron momentos maravillosos y emotivos a quienes tuvieron el privilegio de escucharlas en vivo.
Andrew Eldritch, el carismático vocalista y único miembro original de The Sisters of Mercy, se presentó con un espectáculo de mayor calidad en comparación con giras anteriores. A sus 64 años, su voz, aunque desgastada por el tiempo, conservaba la esencia distintiva que ha cautivado a los seguidores durante décadas. Aunque hubo algunos comentarios críticos respecto a su actuación, es importante recordar que el tiempo avanza y ya no estamos en 1987. Los músicos que acompañan a Eldritch, a pesar de no ser miembros fundadores, demostraron un talento respetable, creando un conjunto poderoso que ofreció una dosis generosa de su característico sonido industrial.
Con el clásico «Lucretia», los recuerdos inundaron el lugar, congelando el tiempo mientras los asistentes, en su mayoría mayores de 45 años, asentían con nostalgia. Y para cerrar la velada, «This Corrosion» resonó en cada rincón, poniendo fin a un concierto que llegó con retraso, pero cuya espera nunca fue en vano.
